25. Filipenses 3:10-11 - Conocerle a Él.

10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.

Pablo tenía todo lo terrenal como basura, lo había abandonado por una sola cosa en mente, que sería el objetivo de su vida: "conocerle a Él". Esto no era algo nuevo que Dios no hubiera hablado a los hombres con anterioridad. En el antiguo testamento Dios habló lo siguiente por medio del profeta Jeremías:

Jeremías 9:23-24 LBLA
23 Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; 24 mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.

El mismo Señor Jesús diría en su oración registrada en Juan 17:

Juan 17:3 LBLA 
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Y Pablo mismo en otra de sus cartas lo establecería como meta de la vida cristiana.

Efesios 4:13 LBLA
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Sólo estos tres versículos ya nos dicen que el conocer a Dios es: La única razón por la que vale la pena gloriarse (a lo único que podemos dedicar nuestra vida que no va a ser vano al final), en esto consiste la vida eterna (esta es nuestra única fuente de vida eterna, nada nos hará sentirnos más vivos y experimentar más vida que conocer a Dios), por lo mismo, Pablo había entendido que esta es la meta de todo Cristiano.

Pablo presenta enseguida en el verso 10, dos aspectos de conocerle:

El poder de la resurrección.... Hay un gran poder y una gran promesa en la resurrección de Cristo. El habernos unido a Él en fe, no sólo trae el perdón de nuestros pecados en su muerte, sino su vida de resurrección manifestada en nosotros.

Romanos 6:5 LBLA 
Porque si hemos sido unidos a Él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección,

2 Corintios 4:10 LBLA 
llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

La misma vida eterna e inmortal de Cristo, nos es dada. No solamente recibimos una vida inmortal, sino una eterna, santa, poderosa y gozosa. Vale la pena dedicar nuestra vida a conocerla y experimentar esta vida cada vez más.

El segundo aspecto es la participación en sus padecimientos. El sufrimiento nos ayuda a ser libres de nuestra propia vida, de lo que ahora valoramos, tememos, confiamos y nos gloriamos; ayudándonos a abandonarlo y cambiar nuestra mente y corazón para poner nuestra confianza y nuestros afectos, en Cristo y en ser como Él, en vez de estas cosas.

Romanos 8:17 LBLA 
y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él.

1 Pedro 4:13 LBLA  
antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijeis con gran alegría.

Hechos 14:22 LBLA 
fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

En medio de una cultura evangélica que rechaza y teme al sufrimiento, queriéndolo evitar a toda costa, debemos considerar que el sufrimiento siempre ha sido parte del plan de Dios para nuestra santificación. Esta vida también incluye sufrimientos, los cuales nos llevan a llegar a ser como Él en su muerte; ayudándonos a morir a nosotros mismos y destruir nuestro egoísmo.  Llevándonos a ser de un mismo sentir con Cristo, el cual no tomo el ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se humilló a sí mismo.

El versículo 11 nos indica que el fin o propósito de conocerle y participar con Él en sus padecimientos es llegar a la resurrección de los muertos. La esperanza de una vida eterna en comunión y continuo conocimiento de Cristo vale la pena para dedicar nuestra vida a conocerle, obedecerle y amarle, mientras participamos en sus padecimientos, humillandonos a nosotros mismos, teniendo a todo lo que valoramos y lo que nuestra sociedad valora como basura.

Aplicación:

En esta época se le da mucho valor al tiempo presente y se minimiza el prepararnos para la eternidad. Aquí podemos ver que hay un llamamiento de Cristo a estar listos para nuestro encuentro con Él. Si abrimos los ojos, veremos que el Nuevo Testamento está plagado de dicho llamamiento.

No caigamos en el engaño de creer que somos salvos y no necesitamos hacer nada más que esperar a morir y por lo pronto podemos hacer lo que bien nos parezca con nuestra vida. Persigamos este llamamiento como Pablo lo hizo, tengamos a todo por basura con tal de conocerle a Él y participar en sus padecimientos y en su vida de resurrección.

Oración:

Padre celestial, te pido que pongas en nosotros el querer como el hacer. Que pongas un deseo ardiente en nuestro corazón por buscarte. Por querer conocerte más, amarte más, obedecerte mejor. Por amar lo que tu amas y despreciar lo que tu desprecias o aborreces. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo Jesucristo. ¡Amén!

Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com

👂🏼 ▶El audio del estudio está disponible en audio (pensando en que sea una ayuda a los débiles visuales, o personas que aprenden mejor escuchando,sólo busca el día que corresponde hoy para que lo escuches desde la lista de reproducción del estudio: https://soundcloud.com/user-23579622