viernes, 17 de febrero de 2017

30. 1 Juan 3:6-9 - El que permanece en Él. (Parte 2 de 2)


Veamos ahora la parte positiva de los versos 6-9:


6 Todo el que permanece en El, no peca... 7 Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así como El es justo.... 9 Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

La biblia nunca describe la conversión como alguien que es convencido a hacer lo bueno. Sino como alguien totalmente muerto espiritualmente que empieza a vivir. El diablo intenta mantenernos muertos, Jesús vino a destruir sus obras, a hacernos vivir, a hacernos entrar de nuevo en comunión con Él, y bajo su gobierno.


2 Corintios 5:17 (LBLA)
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.


Juan 1:12-13 (LBLA)
12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.


El que es nacido de Él, recibe su simiente (que viene de la misma raíz de semilla o semen), en otras palabras, recibe los genes de Dios, recibe su misma vida morando en su interior a través de su Santo Espíritu. Esta vida de Dios no le permite pecar, no le permite seguir practicando el pecado ni rebelarse continuamente al gobierno de Dios.


Como bien dijo Leonard Ravenhill:  “Jesús no vino al mundo para cambiar hombres malos en buenos. Él vino al mundo para hacer que hombres muertos vivan.


Un hombre espiritualmente muerto, está totalmente ciego e insensible a las cosas de Dios, pero cuando vive, y ve, y escucha, y empieza a experimentar la vida de Dios, ya no será el mismo. La vida que está en él, ya no se complace en el pecado, ya le pide otro tipo de alimento, y se complace en cosas muy diferentes. Esta nueva vida gusta de buscar a Dios, de alimentarse de Él y de hacer su voluntad.


Ciertamente esto no quiere decir que desde que nacemos de nuevo hay perfección absoluta. Ya vimos en los pasajes anteriores que en su comunión, Dios nos va limpiando conforme maduramos y le conocemos, pero ciertamente en el nuevo nacimiento experimentamos una nueva vida, con nuevos intereses y deseos.   


El versículo 6 también nos dice: "El que permanece en Él, no peca". La palabra es clara que además de nacer de nuevo, nuestra nueva vida requiere permanencia. Recibimos esta nueva vida, pero en nosotros no está la fuente de esta nueva vida, esta sólo procede de Dios y fluye a nosotros continuamente por la comunión que tenemos con el Padre y con el Hijo. El mismo Juan cita las palabras del Señor en su evangelio, cuando nos ilustra esta relación de permanencia con la parábola de la vid.


Juan 15:4-6 (LBLA)
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. 6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.


Aplicación:

Así es que no debemos engañarnos o dejarnos engañar. El que nació de nuevo y permanece en Él debe andar en justicia como Él anduvo. Esta es la evidencia del andar con Él. Si nuestro fruto no es bueno, si no es como el del Señor, haremos bien en examinar nuestra fe y nuestra comunión con Dios, no sea que estemos viviendo sólo una apariencia de religión o una falsa comunión con Dios. Cristo vino a deshacer las obras del Diablo, y si estas no están desapareciendo en mí, si digo que amo al Señor, pero tengo las mismas metas, los mismos sueños, deseos y comportamiento, que cualquier persona que NO conoce a Dios, hagamos un alto en el camino, pidamos ayuda al Señor, oremos y pidámosle que intervenga en nuestra vida, arrepintámonos de la forma en que estamos andando y roguemos al Señor por su Santo Espíritu en nosotros.


Oración:

Señor, te damos gracias porque estábamos muertos y ahora vivimos, porque podemos estar en ti y permanecer en ti. Te suplicamos que no nos dejes alejarnos, no nos dejes desviarnos, te pedimos que podamos estar pegados siempre a ti, como ese sarmiento a la vid, para que tengamos fruto en abundancia. También te pedimos por un despertar, si alguien no tiene tu vida en sí, si sólo tiene conocimiento bíblico, o religión, pero no vida, te pido que no lo dejes continuar así, llevalo al arrepentimiento y traelo a la vida verdadera. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo Jesucristo. ¡Amén!


Preguntas(s) de reflexión:


  1. ¿Es tu vida Cristiana fruto de una nueva vida o sólo una creencia?
  2. Piensa cómo pueden seguir esta nueva vida en tu diario vivir.

Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com



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