lunes, 6 de febrero de 2017

21. 1 Juan 2:24 - La enseñanza de la palabra nos guarda.


24 En cuanto a vosotros, que permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio. Si lo que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre.


Ya vimos anteriormente que tenemos al Espíritu Santo en nosotros, que nos convence de pecado y nos guía a toda verdad. Sin embargo, necesitamos algo más que al Espíritu Santo en nosotros para guardar nuestro camino. Puede sonar escandaloso que necesitemos algo más que el Espíritu de Dios. Pero lo necesitamos, no porque el Espíritu no sea suficiente, sino por nuestras propias deficiencias. El Espíritu es algo intangible, nos habla a nuestro espíritu, pero como seres humanos falibles, en veces podemos confundir o mezclar nuestros propios pensamientos o sentimientos con la palabra de verdad. También, nuestro sentir espiritual, por ser intangible, como sabremos si el sentir o pensar que nos comunica otro hermano es verdad, si es diferente a lo que yo siento del Espíritu. Para esto necesitamos lo que el apóstol Pedro llama la palabra profética más segura.


2 Pedro 1:19-21 (LBLA)
19 Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. 20 Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, 21 pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.


Es precisamente a la palabra de Dios, la enseñanza de los apóstoles, a lo que Juan se refiere cuando dice "permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio".  Los apóstoles del Señor, reconocieron el antiguo testamento como la palabra de Dios, mientras escribieron y enseñaron los escritos del nuevo testamento. Esta es la enseñanza que impartieron a los destinatarios de la carta, por lo que les dicen que estarán seguros de permanecer en el Padre y en el Hijo, si permanecen en esta enseñanza que se les ha dado.


En esto radica también la importancia de la enseñanza de la buena doctrina. Hay quienes toman la verdad bíblica como algo secundario, pero no lo es. El recibir la verdad de la palabra, el asegurarnos que estamos siendo enseñados por la misma palabra que enseñaron los apóstoles, es fundamental para nuestra vida. De esto depende que permanezcamos firmes en el Padre y en el Hijo.


Aplicación:

Sigamos la palabra de verdad, verifiquemos toda enseñanza y palabra profética que recibamos. Toda enseñanza debe ser pesada contra la palabra profética más segura, que es la palabra de Dios. Si la recibimos, la estudiamos por nuestra cuenta, y nos aseguramos que nuestro pensamiento sea moldeado por ella, de modo que dirija nuestra vida y nuestra conducta, estaremos en un lugar seguro. Estaremos junto con el Padre y con el Hijo, como nuestro Señor mismo lo prometió.


Juan 14:23 LBLA
23 Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.


Oración:

Bendito Padre, te pido pongas en nosotros un deseo ardiente de conocerte más en tu Palabra, que podamos realmente conocer la enseñanza de los apóstoles para permanecer firmes en tí. Que no nos conformemos a una enseñanza que nos de algún predicador en internet o en la televisión, que aún la enseñanza que recibamos de Pastores y hermanos piadosos que aman la palabra, podamos verificarla en las escrituras, que tengamos celo por tu palabra, que tengamos temor por nuestra vida, que nunca sea algo ligero para nosotros la buena doctrina y la palabra de verdad. Te lo pedimos en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén!


Pregunta(s) de reflexión:

  1. Medita profundamente en la importancia de seguir y conservar la misma enseñanza que predicaron los apóstoles.
  2. ¿Si lees algún libro del Nuevo Testamento, se parece a las predicaciones de tu pastor, o de tu predicador favorito? ¿A los libros de tu autor favorito? ¿Te alientan a las mismas cosas? ¿Te advierten de los mismos peligros?


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com



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