martes, 7 de febrero de 2017

22. 1 Juan 2:25 - La vida eterna, nuestra motivación para permanecer.


25 Y esta es la promesa que El mismo nos hizo: la vida eterna.


El alma de todos los seres humanos, que fuimos hechos a imagen de Dios, nunca dejará de existir. Sea en la gloria de Dios o en condenación, pero siempre existirá. La vida eterna que se nos promete por el Señor entonces, es mucho más que mera existencia. Es la vida misma que recibimos de Dios al creer en Jesucristo. El Espíritu Santo de Dios, que ahora vive en nosotros, y que por esto mismo, se nos promete vida eterna en su presencia. Vida verdadera, vida en abundancia. Vida libre de pecado y de condenación.


Juan 6:40 LBLA
Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.


La vida eterna se recibe desde ahora, desde esta vida, pero la gozaremos sin el impedimento de la carne y del pecado cuando resucitemos con el Señor. Esta vida eterna, debe ser siempre nuestro principal incentivo para buscar al Señor, para buscar guardar su palabra y permanecer en sus caminos. Ya hemos dicho que tener comunión con el Señor es la mayor aspiración que podemos tener, y esta será plena y completa en la eternidad con Él, cuando nuestros días aquí en la tierra concluyan.


Aplicación:

Hoy en día la mayoría de los predicadores y maestros no hablan mucho de la eternidad. Tristemente se da por sentado que vamos a estar con el Señor porque creemos algo de Jesús o dijimos alguna oración. Ya que dicen la vida eterna para todos en la congregación es un hecho, centran gran parte de su enseñanza en las bendiciones que pueden obtener de Dios para esta vida. Sin embargo, los apóstoles vivían con un enfoque en la vida eterna. Despreciaban todo lo que les podía brindar placer o confort temporal por estar preparados y dar buenas cuentas al Señor cuando se encontraran con Él.


Es esta la motivación que debemos recuperar, la que debe encender nuestro corazón para vivir vidas entregadas a Él. Ellos no esperaban tener vidas fáciles de gran abundancia de bienes materiales. Al contrario, ellos esperaban diversas aflicciones y dificultades por el evangelio. Esperaban tener aflicción en el mundo, pero su motivación era, sí victoria en sus batallas presentes, pero sobretodo, una recompensa invaluable en la eternidad. Como bien nos dice el apóstol Pablo...


1 Corintios 15:19 (LBLA)
19 Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima.

Usar los principios cristianos sólo para obtener bendición en esta vida es digno de lastima. El hijo de Dios anhela el día en que estará con su Señor, y esta será la motivación principal que mueva su corazón para seguir al Señor y guardar su palabra de todo corazón, renunciando así a mucho de lo que este mundo nos ofrece. Amaremos a Dios antes que al mundo.


Oración:

Padre eterno, te damos tantas gracias por la vida eterna que podemos encontrar en tí. Gracias por las bendiciones que nos das en esta vida, pero queremos tener nuestro enfoque en tu promesa de vida eterna. La bendición temporal es buena y la apreciamos, pero nunca permitas que nuestro corazón esté en ella, danos un corazón que anhele estar contigo por la eternidad para ser asombrados continuamente por tu gloria. El estar contigo siempre vale la pena renunciar a todo lo que sea necesario en esta vida. Te pedimos esto en nombre de tu hijo Jesucristo. Amén!


Pregunta(s) de reflexión:


  1. ¿Es la vida eterna la principal motivación para todo lo que haces en esta vida? ¿O estás persiguiendo una meta diferente con más fuerza? Medita seriamente en que es lo que dirige tu vida.


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com



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