martes, 14 de febrero de 2017

27. 1 Juan 3:3 - La esperanza purificadora.


3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como El es puro.


La esperanza descrita en el versículo 2, es una esperanza purificadora. Debe ser el principal motor por el que buscamos la santidad. Mientras conocemos más al Señor, y vemos la gloria de su carácter, de su amor, su compasión, su justicia, sabiduría, etc... queremos ser más como Él, somos atraídos por su gloria.


2 Corintios 3:18 LBLA
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.


Cuando imaginamos o comprendemos aunque sea un poco de cómo será una eternidad con Él, gozando entonces sí de toda riqueza física, de toda la gloria de la nueva creación, de su compañía no sólo espiritual, sino también física y tangible, debe ser una fuerte motivación que nos lleve a purificarnos, a querer ser como Él.  


2 Corintios 7:1 LBLA
Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.


Aplicación:

Esta ha sido la promesa purificadora durante la historia de la iglesia, y debe seguir siéndolo. No gloria y riqueza y fama en este mundo, sino ser semejantes a Él cuando Él se manifieste. De hecho, podemos resistir todo deseo de grandeza en este mundo por seguir a Cristo, por la esperanza puesta delante de nosotros, de una gloria que supera infinitamente a la mayor gloria que podamos tener o imaginar en esta tierra.


Oración:

Padre celestial, te damos gracias por tu amor y tus promesas, te damos gracias por toda la gloria que nos ofreces. Ayúdanos a llenar nuestra corazón de esta esperanza. Ata nuestro corazón a la eternidad y no al tiempo presente. Que los sueños y anhelos que nos quiten el sueño sea conocer tu gloria, no conocer y viajar por el mundo. Que nuestra ambición sea la riqueza de tu reino celestial, y no tener todo lo que este mundo pueda ofrecer. Que nuestro mayor temor sea no llegar a tu presencia, y no como vamos a vivir después de nuestro retiro. Que estos anhelos, que esta esperanza, sea la que nos lleve a purificarnos, así como tu eres puro. Te lo pedimos en el nombre del único que ha sido puro, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡Amén!


Preguntas(s) de reflexión:

  1. ¿Cuál es la esperanza que te lleva a avanzar y querer más de Dios y ser más como Cristo en tu vida Cristiana? ¿Tienes esta esperanza purificadora?


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com



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