miércoles, 25 de enero de 2017

13. 1 Juan 2:12-14 - La comunión progresiva (Padres).


12 Os escribo a vosotros, hijos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os he escrito a vosotros, niños, porque conocéis al Padre. 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno.


En nuestro camino de madurez Cristiana, ahora nos enfocaremos en los Padres….


Los Padres o creyentes maduros, han llegado a conocer a Cristo, pues han experimentado una relación con Él. Este es un conocimiento muy diferente al que los pequeños tienen del Padre. Este no es un conocimiento inicial de alguien que acabamos de conocer, el conocimiento del que Juan habla es el tipo de conocimiento íntimo que sólo se da con años de caminar con el Señor, de confiar en sus promesas, años de obediencia, y también años de dudar en ocasiones, de caer algunas veces y de experimentar la ayuda de Dios y de experimentar su gracia cuando nos sentimos derrotados.


Quien ha trabajado muchos años en una empresa, sabe que no hay ningún sustituto de la experiencia, nada puede sustituir en aprendizaje a años de de continuo esfuerzo, labor, enfrentar problemas, equivocarse y levantarse.


Un ejemplo quizá más adecuado es el matrimonio, uno piensa que conoce a su cónyuge cuando se casa, pero a los 10, 20 o 30 años, se da cuenta que nada sustituye a la experiencia. Nada como los años de caminar juntos en una relación cercana para conocer a alguien, no hay algo que pueda sustituir esto.


Como en nuestras relaciones humanas, nuestro andar con Dios será más fructífero y nos dará más crecimiento conforme nuestra relación sea más cercana con Él. Mayor será nuestro conocimiento de Él, si pasamos tiempo en oración y estudiando las escrituras para oír su voz. Si nos aventuramos a confiar en Él y obedecemos su palabra en nuestro diario vivir y en las decisiones importantes de la vida. Si tomamos el compromiso de seguirle y trabajar en su obra antes que en la nuestra.  


No hay mayor tarea en la vida a la que podamos aspirar, esto es lo único que nos traerá beneficio y gran gozo, no sólo para esta vida, sino para la vida eterna.


El apóstol Pablo hizo de esto su mayor meta en la vida.


Filipenses 3:8 (LBLA)
8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,


Pablo tenía todo lo terrenal como basura, lo había abandonado por una sola cosa en mente, que sería el objetivo de su vida: "conocerle a Cristo Jesús". Esto no era algo nuevo que Dios no hubiera hablado a los hombres con anterioridad. En el antiguo testamento encontramos esta invitación en Jeremías 9:23-24.


Jeremías 9:23-24 LBLA
23 Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; 24 mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.


El mismo Señor Jesús también diría algo similar en su oración en Juan 17:


Juan 17:3 LBLA
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.


Aplicación:

El conocer a Dios es: 1. La única razón por la que vale la pena gloriarse, es decir, a lo único que podemos dedicar nuestra vida que no va a ser vano al final. Si alguna vez has leído Eclesiastés, verás que el autor llega a la misma conclusión, después de probar de todo en la tierra y encontrar que no había sentido en nada, sino en sólo conocer a Dios y guardar sus mandamientos. 2. En esto consiste la vida eterna, es decir, esta es nuestra única fuente de vida eterna, nada nos hará sentirnos más vivos y experimentar más vida que conocer a Dios.


Dios quiera que dispongamos toda nuestra vida y nuestro ser, a conocerle, como lo hizo el apóstol Pablo. Dios quiera que cada uno de nosotros sea convencido que no hay una mayor aspiración, ni mejor cosa a lo que podamos dedicar nuestra vida que a una larga, constante y ferviente relación con Dios, buscándole en su palabra y oración, para después obedecerle y experimentar su fidelidad, amor y corrección. Si somos constantes en esto, llegará el día en que podemos decir que conocemos al Padre.


Oración:

Padre, te pedimos que esta ambición que capturó el corazón del apóstol Pablo, pueda capturar también el nuestro. Que no tengamos otra meta más alta en la vida que conocerte en una relación duradera de vida. No solamente de forma intelectual o litúrgica, sino que dediquemos nuestra vida a escucharte y dialogar contigo, a obedecerte y hacer todo lo que hagamos para tí. A aprender de nuestros errores y recibir tu disciplina y corrección que seguramente habrá. Te pedimos que esto sea una realidad en nuestras vidas, y que al encontrarnos contigo en la vida eterna, podamos darnos cuenta, que ya nos conocíamos.


Pregunta(s) de reflexión:

  1. ¿Estás de verdad convencido que no hay mejor cosa que podamos hacer en esta vida que conocer al Padre?
  2. ¿Estás dando pasos que te lleven a este propósito en tu diario vivir?


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com








No hay comentarios.:

Publicar un comentario