viernes, 20 de enero de 2017

10. 1 Juan 2:10-11 - El amor como requisito de permanencia.


10 El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. 11 Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.


La permanencia en Cristo requiere comunión con Él, pero también requiere que esta comunión sea manifestada, requiere que demos fruto y ese fruto sea mostrado. El mayor de los frutos es el amor, y en esta carta y en otros pasajes se muestra incluso como un requisito para el perdón de Dios y la salvación.


Mateo 18:32-35 (LBLA)
32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: “Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 “¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?” 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.


Juan va más adelante en este pasaje, al asegurar que si amamos al hermano, permanecemos en luz, y no hay causa de tropiezo. No podemos estar más seguros que en el amor real de Dios que se extiende a nuestro prójimo, no hay mejor evidencia de que estamos en Él que el amar a los demás.


Por otro lado, no hay lugar más peligroso que el pensar o decir que permanecemos en Él, pero al mismo tiempo estamos aborreciendo, menospreciando, o enemistados con nuestro hermano. Tal vez nos ofendió, tal vez nos hizo mucho mal, pero al estar enemistado o retener el perdón, estamos teniendo en poco el gran perdón y la gran salvación de Dios, no estamos andando como Él anduvo. Andamos en oscuridad y la oscuridad no nos permite ver cómo andamos caminando, podemos tropezar fácilmente.


Aplicación:

Abramos nuestros ojos a la verdad y tengamos en alta estima la gran salvación que nos fue concedida. Como hijos de Dios, no podemos permitirnos el estar enemistados con nuestro hermano, despreciarle o retener el perdón. El rencor o coraje con nuestro hermano, será siempre un indicativo de que algo anda mal en mi corazón, me estoy ensoberbeciendo al grado de que considero más grave la ofensa contra mí, que mis ofensas contra nuestro Señor. Estemos alerta, debemos arrepentirnos de no amar a nuestros hermanos, debemos de ser muy cuidadosos de no volver a la oscuridad. Si nos mantenemos en amor, nos mantendremos en luz, y no tropezaremos.


Oración:

Amoroso Padre, te pido abras nuestro corazón para ser receptivo a tu amor y ser receptivo a la falta de él. No nos permitas ser engañados, o autoengañarnos creyendo que podemos amarte y tener una relación contigo mientras no amamos a nuestro hermano. Líbranos de tal ceguera espiritual. Si alguno de nosotros está en esta condición, te pido que tu Santo Espíritu lo redarguya de pecado y pueda arrepentirse y salir de la oscuridad, que pueda reconciliarse y volver a amar a su hermano, sea que lo merezca o no, de la misma forma en que tú nos has amado. Amén!


Pregunta(s) de reflexión:

  1. ¿Estás consciente de la importancia del amor para guardar nuestra relación con el Señor?
  2. ¿Cuando tienes rencor o coraje hacia alguien más, lo identificas como orgullo, soberbia o falta de fe? ¿O terminas justificándote de alguna otra forma?   


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com



No hay comentarios.:

Publicar un comentario