miércoles, 22 de marzo de 2017

53. 1 Juan 5:6-9 - El testimonio acerca del Hijo.


6 Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: 8 el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres concuerdan.  9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio de Dios: que El ha dado testimonio acerca de su Hijo.


Este capítulo tiene algunos pasajes muy complicados, este es uno de ellos. Primeramente porque hay muchos intentos de explicar a qué se refería Juan cuando dice que Él vino mediante agua y sangre.


Hay quien dice que sólo se refiere al nacimiento físico de Jesús, de una mujer, pues la herejía que se estaba combatiendo es que Jesús no había venido como ser humano. Otros estudiosos de las escrituras, creen que representa los sacramentos del bautismo (como agua) y la cena del Señor (como sangre), como los testimonios que nos dejó el Señor para recordarlo. Otros, que hace referencia al agua y sangre que salieron del costado del Señor cuando el Soldado le traspasó con la lanza.


Creo que la más convincente, es que el agua y la sangre hacen referencia al bautizo de nuestro Señor y a su muerte en la cruz. Dice en el versículo 9, que con esto Dios dio testimonio acerca de su hijo, y podemos recordar que en estos 2 eventos, hubo una manifestación clara y pública por parte de Dios que Jesucristo era su hijo.


Mateo 3:16-17 (LBLA)
16 Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. 17 Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido.


Mateo 27:45-54 (LBLA)
45 Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lema sabactani? Esto es: Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado? 47 Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Este llama a Elías. 48 Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros dijeron: Deja, veamos si Elías viene a salvarle. 50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. 51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; 52 y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos. 54 El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: En verdad éste era Hijo de Dios.


En estos 2 pasajes vemos un verdadero testimonio de Dios acerca de su Hijo. De tal forma, que ni a los que no eran Judíos les quedó duda que esta persona era el Hijo de Dios.


El versículo 7, con todo y que nos da una clara referencia a la trinidad. Este versículo no viene en los primeros manuscritos encontrados, y todo indica que es una nota al margen, que un copista incluyó alrededor del siglo XVI. Es por eso que este versículo no se utiliza en los debates teológicos para demostrar la trinidad. No significa esto que no creemos en la trinidad. Hay muchos pasajes que demuestran la deidad y los atributos personales tanto del Padre, como del Hijo y del Espíritu Santo, sólo que este no es uno de ellos.  


En el original, estos 4 versículos se deben leer algo como esto:


6 Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 7 Porque tres son los que dan testimonio: 8 el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres concuerdan. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio de Dios: que El ha dado testimonio acerca de su Hijo.


De esta forma, el testimonio del Bautismo de nuestro Señor, el de su muerte, y el Espíritu concuerdan, como el testimonio de Dios acerca de su Hijo. Incluso, podríamos ver el testimonio del Espíritu como quien confirma los otros 2, o como un testimonio aparte en el Pentecostés y en el libro de los Hechos, donde el Espíritu dio testimonio con milagros y señales que Jesús era el Hijo de Dios.


Aplicación:

El testimonio del Padre no dejó lugar a dudas en ese entonces, y debe servirnos a nosotros también como una prueba ineludible de que Jesucristo no era para nada un hombre común, sino el Hijo de Dios. Nosotros tenemos este testimonio en la historia, y tenemos testimonio ahora, el Padre no ha dejado de dar testimonio con milagros y señales sobrenaturales que Jesús es su hijo, y que en su nombre suceden cosas sobrenaturales, las personas son cambiadas, sanadas y rescatadas.


Oración:


Padre todopoderoso, te damos gracias por dar testimonio de tu hijo, y nos unimos a la oración que hacía la iglesia primitiva, pidiéndote que hagas señales mientras predicamos y enseñamos acerca de tu hijo Jesucristo, que no sea nuestro testimonio sólo palabras, sino que vaya acompañado de poder, de testimonio que viene de tí. Te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús. ¡Amén!


Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com


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