1 Juan es una carta que el apóstol escribe en sus últimos días de vida, ya anciano y como el último sobreviviente de los discípulos que vieron al Señor en persona. Escribe esta carta como una defensa de la fe verdadera ante el surgimiento de las primeras herejías y los primeros ataques importantes de anticristos o falsos maestros.
En su carta, el apóstol nos da una maravillosa descripción de lo que es el verdadero evangelio y cómo se ve en nuestras vidas.
Preguntas de Aplicación Final:
1. ¿Cuales son las verdades básicas de 1 Juan?
2. ¿Cómo se aplican estas verdades a mi vida?
3. ¿En vista de estas verdades, qué cambios deberían hacer en mi vida?
Reflexión final:
El verdadero evangelio consiste en volver a una relación de compañerismo y de pacto con el Dios del universo que se perdió en la caída con la desobediencia de Adán y Eva. Desde este evento, la humanidad decidió vivir en un mundo sin Dios, viviendo nuestras vidas bajo nuestro propio concepto del bien y el mal, cuya principal característica es el egoísmo, el ver por nosotros y en el mejor de los casos por los nuestros, antes que por los demás.
Este es el problema por el que el mundo es un lugar de maldición, este es nuestro verdadero enemigo, y de lo que debemos ser libres para llegar a ser una humanidad como Dios la diseñó, que pudiera gobernar su entorno con amor, misericordia y justicia.
Dado que también debíamos ser juzgados por toda nuestra maldad y el deseo de Dios era salvarnos y restaurarnos, Cristo vino al mundo a morir por nosotros y a mostrarnos cómo vivir. Además de librarnos de la culpa, Él nos da un nuevo corazón para que por el impulso y la vida de su Santo Espíritu, pudiéramos ser restaurados, y al seguir al Espíritu de Dios y su palabra, nuestros pensamientos y corazones puedan ser transformados, poco a poco, hasta que seamos parecidos a nuestro Señor, de forma que podamos formar parte de la nueva creación.
Este es el evangelio, y es el propósito de Dios en nuestras vidas, y que Juan reitera de muchas maneras diferentes. El evangelio no es una creencia, no es una serie de nuevas ideas, no es algo para que el hombre pueda llevar una mejor vida, y mucho menos es una forma o un medio para que pueda lograr sus propios sueños y deseos.
El evangelio se trata de una nueva creación, de una nueva vida. Simplemente, el que tiene al Hijo tiene la vida, el que no tiene al Hijo no tiene nada. La vida en Cristo se trata entonces, de recibir esta nueva vida y esforzarnos detrás de ella, para que permee todas las áreas de mi vida y de mi ser. Que defina mi pensar, mi sentir, mis creencias y pensamientos más íntimos, siguiendo al Señor y a sus propósitos.
Entonces, ya no interesan muchos mis planes, deseos, anhelos en este mundo. Mi vida es Cristo, su vida en mí, me va transformando, cambiando los anhelos más íntimos de mi corazón, que están tan apegados a este mundo, de forma que voy pareciéndome más a Él, sus deseos empiezan a ser mis deseos y sus propósitos mis propósitos.
Dios nos lleve a ser persuadidos por el apóstol Juan, a perseguir el propósito completo del evangelio en nuestras vidas. Que no desperdiciemos este invaluable regalo que es Cristo en nosotros, dejándonos engañar por falsos maestros llevando una creencia superficial, o buscando gloria terrenal en vez de la celestial y eterna. Que el verdadero Dios y Señor sea el único que tenga completo control sobre nuestra mente, propósito y anhelos. Te invito a que también hagas de esto tu oración y tu deseo.
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