viernes, 2 de diciembre de 2016

30. Filipenses 3:20-21 - Ciudadanos de los cielos.

30 Filipenses 3 del 20 al 21 Ciudadanos de los cielos EstudiemosLaPalabra.com Estudio Biblico Gratis Virtual Biblia.-025


20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.
Para luchar contra esta mentalidad, no hay como recordar la esperanza que tenemos en Cristo. Nuestro nuevo nacimiento nos ha hecho ciudadanos del cielo, y estamos esperando ansiosamente a nuestro salvador. Somos peregrinos, forasteros en esta tierra, como quien vive temporalmente en un lugar, como misioneros que son dejados temporalmente para cumplir su comisión y juego ser llevados de nuevo a casa. Los cuales no están esperando mucha comodidad y placeres durante esta estancia, sino que saben postergarla hasta el tiempo de volver.
Tenemos además la promesa de que Él transformará nuestro cuerpo de uno terrenal a uno celestial, tal como el del Cristo resucitado. Creemos en esta gran promesa, pues ha demostrado que tiene el poder para hacerlo.

Aplicación:

El cristiano siempre debe de vivir como peregrino, recordando que su ciudadanía no está en la tierra sino en el cielo. Si somos alentados por personas a acumular o desear cada vez más riquezas, algo anda mal. Si en nuestro corazón late más el deseo de disfrutar las cosas de este mundo que prepararnos para la eternidad algo anda mal. Si el tiempo libre que tenemos, lo dedicamos más a cosas para disfrutar el tiempo presente, que invertirlo en riquezas para la eternidad, hay cosas que tenemos que cambiar.
La promesa de un nuevo cuerpo y una nueva creación, que además de ser mucho más gloriosos, serán eternos, deben alentar nuestros corazones día a día para buscar tomar parte de esta promesa, antes de dejarnos envolver y ser atraídos por lo que este mundo ofrece.
Obedezcamos al apóstol Pablo en seguir su ejemplo. Olvidando lo que está detrás o lo que es temporal, sigamos hacia adelante al supremo llamamiento. Entreguémonos de lo terrenal pero de una forma básica y austera, dedicando el mayor esfuerzo, tiempo y recursos posibles para lo eterno. 

Recordemos la célebre frase de Jim Elliot, quien murió muy joven dedicando su vida a las misiones: 
“No es un tonto aquel que da lo que no puede retener para ganar lo que no puede perder”.

Oración:

Padre de toda gracia, ayúdanos a recordar y pensar siempre con la perspectiva correcta. Un extranjero no espera tener muchos derechos y beneficios en el país que está visitando, pero goza de muchos privilegios en su país. Ayúdanos a ser verdaderos extranjeros y peregrinos, estamos de paso en una misión, estamos aquí para conocerte, prepararnos y cumplir con tu misión de hacer discípulos y enseñar a los demás lo que tus nos enseñas. Ayúdanos a estar contentos siendo austeros en lo temporal y a ser ambiciosos para lo realmente valioso y eterno. Por tu gran bondad crea esta mentalidad en nosotros, te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús. ¡Amén!

Preguntas de reflexión para Filipenses 3:17-21 (ultimas 2 secciones).

  1. ¿Cómo describe Pablo a un enemigo de la cruz? ¿Esto es diferente al concepto que tenías de un enemigo del evangelio?
  2. ¿Cómo podemos evitar tener como dios a nuestros propios apetitos y servir al único Dios verdadero?
  3. ¿Cómo debe de afectar nuestro diario andar el hecho de que ahora somos ciudadanos del cielo y peregrinos en la tierra?

Por: Raúl Orozco. www.EstudiemosLaPalabra.com
👂🏼 ▶El audio del estudio está disponible en audio (pensando en que sea una ayuda a los débiles visuales, o personas que aprenden mejor escuchando,sólo busca el día que corresponde hoy para que lo escuches desde la lista de reproducción del estudio: https://soundcloud.com/user-23579622 

2 comentarios:

  1. Señor que este sea mi clamor y mi decisión buscar primero lo que me sirve y no lo que me entorpece. Muy buena enseñanza

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  2. El cristiano siempre debe de vivir como peregrino, recordando que su ciudadanía no está en la tierra sino en el cielo

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