3 Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en El. 6 El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.
Este es un tema recurrente en esta carta, es un llamado a ser honestos e íntegros en nuestro caminar con Cristo. Muchos podemos decir que le seguimos, que creemos en Él, podemos memorizar versículos, aprendernos la teoría, incluso aprender mucha doctrina de forma intelectual, pero si en verdad le conocemos, guardaremos sus mandamientos.
Juan 14:23 LBLA
Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Este conocimiento no es meramente intelectual, es muy relacional. Como lo dijimos antes, la biblia asemeja la comunión con Él, al matrimonio (Efesios 5). No conocemos a nuestro cónyuge de forma intelectual, no se trata de ver cuántas cosas sabemos sobre él o ella, sino si tenemos una relación de amor, incluyendo buena comunicación, confianza, y con el Señor, dependencia y obediencia.
Es por esto, que si en verdad le conocemos, guardamos sus mandamientos. Guardamos sus mandamientos porque le amamos y queremos agradarle, porque confiamos que Él es bueno y todo lo que ordena es para nuestro bien, porque confiamos enteramente en Él, hemos aprendido que es un buen marido que no nos pide las cosas sólo para sí mismo, sino que nos entrena para nuestro bien, ayudándonos a ser libres del pecado y cada vez más parecidos a Él.
5 pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado...
Esta es una relación progresiva, por eso el verso 5 habla de que el amor de Dios se perfecciona en la persona. Conforme nuestra relación va creciendo con el Señor, de la misma manera se perfecciona nuestra obediencia. Entre más le conocemos y entre más crece nuestro amor y deseo de agradarle, entre más crece nuestra confianza en Él, podemos guardar su palabra de una mejor manera.
En esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo...
Es una relación de permanencia. No podemos decir que le conocimos porque alguna vez creímos aunque ahora no andemos caminando en sus pasos. Tampoco podemos decir que en efecto estamos en Él, si no andamos como Él anduvo.
Juan 15:4 LBLA
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
Juan 13:15 LBLA
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
El andar con Cristo es una relación recíproca. Al conocerle, hemos comprendido que lo mejor para nosotros es andar con Él, conocerle más, amarle más, aprender a ser como Él y por lo tanto, seguir su ejemplo y andar como Él anduvo.
En este punto también encontramos distorsiones a la verdad, que nos invitan a llevar una vida disipada y de placeres argumentando que el ya sufrió y pagó para que nosotros fuéramos bendecidos y enriquecidos. Estas son verdades a medias, nuestro andar debe ser como Él anduvo y como anduvieron sus primeros discípulos. En amor, humildad, teniendo compasión por los demás e incluso sufriendo por su causa. Fuimos enriquecidos con toda bendición espiritual, y aunque en este mundo debemos buscar cubrir nuestras necesidades, nunca debe ser nuestro objetivo tener y buscar las cosas de este mundo, el llamado de Cristo y sus apóstoles es a despreciar estas cosas por un bien mayor, el conocerle a Él.
Aplicación:
Juan nos deja ver algunos aspectos de la comunión con Dios en este pasaje. Es íntima, es una relación progresiva y por lo mismo, requiere de permanencia para que podamos crecer y ser perfeccionados en su amor. Dispongamos nuestro ser para que una vez que hemos entrado en la comunión del Padre y el Hijo, continuemos esforzándonos en esta relación creciente. Que nuestro amor, nuestra devoción y nuestra obediencia vaya en aumento, mientras nuestro apego y amor a las cosas de este mundo va disminuyendo y entonces el amor de Dios sea perfeccionado en nosotros y podamos seguir sus pisadas y andar como Él anduvo. Resistamos la tentación de decir que le conocemos, mientras queremos seguir amando a las cosas de este mundo y aceptemos la realidad de que tener comunión con Él, implica andar como Él anduvo.
Oración:
Dios y padre nuestro, Señor de todo amor y bondad, te agradecemos el gran privilegio de llamarnos a una relación contigo. Gracias por amarnos, por enviar a tu hijo a morir por nosotros en la cruz. Ahora te pedimos nos ayudes a permanecer y crecer en esta relación. Ayúdanos a amarte y desearte más, mientras las cosas de este mundo pierden su valor. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo Jesucristo. Amén!
Pregunta(s) de reflexión:
- ¿Estás consciente que ser discípulo de Jesús implica esforzarse por andar como Él anduvo? ¿O tu vida Cristiana es más parecida a una vida que busca la ayuda de Dios para lograr sus propias metas y propósitos en este mundo?
- ¿Qué puedes hacer para buscar activamente en tu diario vivir andar como Él anduvo?
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