12 Os escribo a vosotros, hijos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os he escrito a vosotros, niños, porque conocéis al Padre. 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno.
En nuestro camino de madurez Cristiana, ahora nos enfocaremos en los jóvenes….
Los jóvenes (quienes van creciendo), han vencido al maligno. Como niños, aún podemos estar disfrutando de los enormes beneficios de ser hijos de Dios, pero sin adquirir los compromisos que vienen con la ayuda adulta.
Dios nos ha perdonado, nos ha salvado, nos ha llamado a una relación con Él, pero como todo padre amoroso, Él no quiere que sus hijos permanezcan como están, el no quiere que vivamos en una infancia espiritual perpetua. El nos ama como llegamos a su conocimiento, pero el quiere llevarnos a ser como su Hijo Jesucristo.
Así es que los cristianos deben crecer, y aquí Juan nos dice cuáles son las características de estos Jóvenes. El versículo 13 nos dice que han vencido al maligno, y el versículo 14 nos explica un poco más, vencen al maligno porque son fuertes. Se han fortalecido porque la palabra de Dios permanece en ellos.
Este proceso de crecimiento parece explicarse en Romanos 12:2.
Romanos 12:2 LBLA
Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.
Al ser niños, aunque tenemos el Espíritu de Dios y anhelos nuevos de buscar y agradar a Dios, nuestro pensamiento sigue moldeado por las ideas de este mundo. La instrucción de Dios es a renovar nuestra mente con su palabra. Que mientras estudiamos su palabra, oramos, lo conocemos, nos aventuramos a obedecerle y experimentamos su fidelidad, nuestra forma de pensar va cambiando, va madurando, y nuestro modo de actuar cambia.
Esta nueva forma de pensar y actuar nos lleva a ser fuertes, a vencer las tentaciones del maligno, a responder con bien cuando nos hacen mal, verificando así que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.
Es triste cuando el creyente no quiere crecer. Así como nuestra cultura adolece de los llamados Kidults (niños-adultos en ingles), nuestras congregaciones actuales sufren de lo mismo. Un gran número de creyentes que se niegan a crecer en su fe, queriendo sólo disfrutar de los beneficios del perdón de pecados, pero sin querer tomar las responsabilidades del cristiano adulto, como lo son, el vencer la tentación, el crecer en conocimiento de Dios, el enseñar a los más jóvenes a andar en los caminos del Señor y el compartir la palabra con los que no la conocen, y el amar y hacer bien a su prójimo.
El escritor de Hebreos hizo esta misma recriminación a sus destinatarios:
Hebreos 5:12 (LBLA)
Pues aunque ya debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido.
Siendo que la palabra de Dios nos insta a fortalecernos.
2 Timoteo 2:1 LBLA Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús.
Efesios 6:10 LBLA Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
En este sentido, la iglesia ha sido lastimada grandemente por la doctrina de que lo único que necesitamos para ser salvos es "creer" en el Señor Jesús, por lo que se le dice a las personas que sólo con repetir una oración, o afirmar una enseñanza de palabra, son salvos y no se requiere nada más.
Es verdad que el creer en Cristo nos salva, pero no en el sentido de sólo asentir algo intelectualmente o repetir una oración. Una fe que salva, es la fe que ha decidido confiar en Cristo para que perdone sus pecados y le haga también libre de ellos. Que confía en Cristo para que lo guíe a una nueva vida en la que ahora su satisfacción será no seguir sus propios deseos, sino agradar a Dios y permitir que sea Él quien gobierne su vida.
Aplicación:
Estamos en una generación de cristianos que la mayoría se distingue por rehuir la responsabilidad. Nos gusta el oír que somos salvos por gracia, que podemos tener vida eterna libres de condenación, pero nuestro corazón no ha sido capturado por el valor de la gloria y santidad de Dios. Queremos solo los beneficios iniciales, pero rehuimos crecer y mucho es porque no hemos comprendido a lo que se nos ha llamado. El Señor nos perdonó, pero también quiere salvarnos de las consecuencias autodestructivas del pecado, quiere llevarnos a dejar de pecar, para que podamos ser libres de todos los problemas y destrucción que esto genera, quiere llevarnos a vencer al maligno. Más importante, quiere llevarnos a una relación íntima con el Dios Santo, y debemos recordar que “Sin santidad nadie verá al Señor”, pero de esto hablaremos más en la siguiente sección (Padres).
Oración:
Padre, te pedimos por un despertar para tus hijos en esta generación, para que reaccionen y busquen crecer en su nueva vida. Es maravilloso el perdón de pecados, pero necesitamos ver que es maravilloso también el poder ser libres de la esclavitud a nuestros hábitos pecaminosos, es maravilloso ir avanzando a ser más como tú, es maravillosa la aventura de una vida de fe, que confía en tí y en tu palabra, que busca tu dirección, y que luego se aventura en ella para comprobar que eres real y fiel y amoroso. Te pedimos que más de nosotros puedan ser convencidos de esto y que no se estanquen en su fe. Amén!
Pregunta(s) de reflexión:
- ¿Te has sentido estancado en tu fe ultimamente? ¿Hay un deseo continuo en tu corazón de madurar espiritualmente?
- ¿Estás convencido que hay más felicidad y plenitud en la madurez espiritual o te ves tentado a permanecer como niño?
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