16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
El sistema del mundo se centra en satisfacer los deseos del hombre, siempre fue muy tentador, desde el principio, dejar de confiar en Dios para satisfacer nuestras necesidades y deseos, y tratar de hacerlo por nuestra propia iniciativa.
Así como Eva fue tentada por la pasión de la carne (la fruta era buena para comer), la pasión de los ojos (era agradable a los ojos), y la arrogancia de la vida (deseable para alcanzar sabiduría), nosotros somos tentados de la misma forma.
La pasión de la carne.
Nuestra carne, nuestro cuerpo, tiene necesidades por suplir, las cuales Dios las puso en nuestro diseño con un buen propósito. Necesitamos comer, necesitamos evitar el dolor, cuidar nuestro cuerpo y también satisfacer nuestra necesidad sexual. Sin embargo, estas necesidades siempre deben estar sujetas al dominio del Espíritu de Dios sobre nosotros.
El mundo ha puesto estas necesidades en un lugar que no le corresponden, las ha vuelto pasiones, deseos desenfrenados, buscando en ellos una felicidad y satisfacción que no pueden dar.
Ahora comemos no por necesidad, sino por placer, poniendo en veces nuestro placer de comidas exóticas o deliciosas sobre el cuidado de nuestro cuerpo y sobre el suplir la necesidad de alguien más, que no tiene para lo más básico.
Ahora hacemos del cuidado de nuestro cuerpo y salud algo exagerado, invirtiendo grandes cantidades de tiempo y recursos, que pudieran ser empleados en bendecir a nuestra familia o al necesitado.
Ahora nos intoxicamos con sustancias nocivas como el alcohol o las drogas, por el placer o alivio del dolor momentáneo que otorgan, sin importar el gran daño que causamos a los que están a nuestro alrededor al hacerlo.
Ahora hemos hecho del hermosos regalo de la sexualidad que Dios nos dio algo aberrante. En vez de disfrutarlo como la expresión más íntima de amor con nuestra esposa(o), hemos inventado todo tipo de aberraciones, sin importar quien salga lastimado en el proceso.
Para los hijos de Dios esto no puede ser así, en otro tiempo fuimos dominado por alguna o muchas de estas pasiones, pero ahora debemos someter todas nuestras necesidades y deseos a Dios, sabiendo que Él tiene la mejor forma de satisfacerlos.
Efesios 2:3 LBLA
entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Romanos 13:14 LBLA
antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
La pasión de los ojos.
También hay un deseo de belleza que es genuino y bueno. Dios hizo a la creación hermosa para que nos gozáramos en ella, y para que pudiéramos ver su bondad. Pero no contentos con satisfacer nuestros deseos de mala manera con lo que tenemos a nuestro alcance, codiciamos lo que no tenemos. Deseamos la persona que no nos pertenece como esposo o esposa, deseamos los bienes de alguien más, no por nada el no codiciar está dentro de los 10 mandamientos.
El Señor Jesús habló muy claro al respecto, no sólo es lo que hacemos, sino también lo que nos complacemos con mirar.
Mateo 5:28-29 (LBLA)
28 Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
El mundo dice que mirar no cuesta nada, pero he conocido a muchos que destrozaron su matrimonio, sus familias, y sus mismas vidas, por algo que empezó mirando.
La verdad es que estamos alimentando un deseo oculto y perverso del corazón cuando miramos codiciando. Mirar de esta manera se vuelve una pasión pecaminosa. No por nada, la industria de la pornografía es una de las más grandes a nivel mundial, dejando a su paso mucho dolor y vidas destrozadas.
El hijo de Dios no puede dejarse dominar por la codicia, sea de una persona, o de los bienes de alguien más.
Tampoco puede dejarse dominar por el ver cosas nuevas por mero entretenimiento.
Proverbios 27:20 LBLA
El Seol y el Abadón nunca se sacian; tampoco se sacian los ojos del hombre.
El ojo no se sacia de ver cosas nuevas y la industria del entretenimiento ha puesto a nuestra disposición suficiente material para desperdiciar nuestra vida entera enfrente de un televisor. No podemos dejarnos llevar por este placer, el hombre de Dios fue diseñado para vivir una vida con propósito eterno.
La arrogancia de la vida.
El mundo identifica esta arrogancia de la vida como una necesidad de "auto realización, reconocimiento y éxito". Es el destacar sobre los demás, el ser admirado e incluso servido por los demás. El sistema del mundo promueve y premia la arrogancia, y la autosuficiencia.
El hombre exitoso en el mundo, es un hombre que "No necesita de nadie", "Que obtiene lo que quiere", "Que hace lo que le place sin que nadie se lo impida".
El hombre de Dios exitoso, es alguien que no le interesa ser tenido en grande estima por los hombres, sino por Dios, alguien que ama, que es humilde, que pone las necesidades de los demás antes que las suyas, quien está consciente que no es dueño de su vida, sino un administrador de Dios para lo que Él le confió.
Filipenses 2:5-8 (LBLA)
5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. 8 Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
El hombre de Dios busca una satisfacción y una exaltación más alta, está dispuesto a seguir el ejemplo de Cristo y humillarse en este mundo, dedicar su vida para servir a otros, pues recibirá una mejor recompensa en la eternidad.
Aplicación:
Cuando confrontamos a la palabra de Dios con el sistema del mundo, es fácil ver que son diametralmente opuestos. Sin embargo, a veces no somos conscientes de que tan influenciados estamos por el pensamiento del mundo. Si te pido que pienses en una persona exitosa, ¿Qué atributos son los que se te vienen a la mente primero? Si te pido que pienses en qué atributos hacen atractiva a una persona del sexo opuesto, ¿que piensas? Si piensas en las cosas o proyectos que te gustaría hacer en los próximos años, ¿Son metas con trascendencia temporal, o eterna? Que el Señor nos ayude a no amar a las cosas del mundo.
Oración:
Padre celestial, te pido que nos des une revelación más clara de tu gloria, te pido que nos permitas ver tu grandeza, majestad, que nos asombres cada día con tu sabiduría, amor, bondad, de forma que la “gloria” que este mundo ofrece pierda valor para nosotros. Te pido que nos permitas andar en humildad y sencillez en este mundo, no buscando su vanagloria, sino la verdadera riqueza, que sólo está en tí.
Pregunta(s) de reflexión:
Juan es muy claro al describir lo que hay en el corazón del mundo. ¿Pueden identificar por cuales te sientes más tentado? ¿Te estás dejando atrapar por alguna de ellas?
¿Realmente ves estas cosas que hay en el mundo como enemigas y opuestas a Dios, o necesitas renovar tu pensamiento? Medita seriamente en esto.