19 En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El 20 en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene; porque Dios es mayor que nuestro corazón y sabe todas las cosas.
Dios es amor, y si guiados por su Santo Espíritu, somos movidos al amor, y somos ricos en buenas obras, estaremos en un lugar seguro.
Por otro lado, el Espíritu Santo en nuestros corazones nos condena, no en el sentido de condenación en el juicio eterno, sino en el sentido de que haya culpa en nosotros cuando no obedecemos este mandamiento.
Tenemos la vida de Dios que nos impulsa al amor y a las buenas obras, pero tenemos también nuestra vieja naturaleza que nos impulsa al egoísmo y a buscar lo propio antes que al bien de nuestro hermano. Mayor que nuestro corazón es Dios, y Él dominará nuestro corazón y nos impulsará, queda de nosotros obedecerle.
Aplicación:
Haremos bien en obedecer a nuestro nuevo corazón, a nuestra conciencia que nos guía al amor, aún cuando esto implique riesgos y sacrificios. En todo momento, el cristiano se debatirá entre estos dos impulsos. Nuestro corazón será movido por Dios, y si no obedecemos no estaremos cómodos, el Señor nos estará inquietando, pero nosotros tendremos que tomar la decisión de obedecer. Dios nos lleve a amarnos menos a nosotros mismos y más a nuestros hermanos en necesidad.
Oración:
Padre celestial, Te pedimos que nosotros y tu iglesia en general seamos despertados al amor, que no podamos resistir tu impulso en nuestro corazón renovado para amar de hecho y en verdad. Que podamos estar en un estado donde nuestro corazón no nos condene, sino que nos confirme que estamos en tu voluntad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. ¡Amén!
Preguntas(s) de reflexión:
- Piensa en algunas de aquellas ocasiones en que has sentido la dirección del Espíritu a dar incluso sacrificialmente. ¿Has obedecido, o te has resistido la mayor parte de las veces?
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