21 Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios; 22 y todo lo que pidamos lo recibimos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El.
Si nuestro corazón no nos condena (habíamos explicado que esta condenación no es de juicio, sino de mostrar alguna falta), si nuestra conciencia, que el Espíritu Santo usa, no nos redarguye, podemos tener la confianza delante de Dios que estamos haciendo las cosas que a Él le agradan. Por supuesto, no debemos desligar estos versos de todo el contexto de este pasaje. No debemos inferir que si hacemos lo malo y no sentimos culpa estamos bien delante de Dios. Estos versículos sólo aplican para un corazón regenerado que habita Dios en él, que se goza cuando anda en los caminos de Dios y se duele cuando hay pecado.
Tampoco debemos ver estos versículos como un trueque en el que me porto bien con Dios y Él me concede cualquier cosa que le pido.
Lo que nos dice, es que nuestro corazón nos ayuda a confirmar que estamos andando en los caminos de Dios, que estamos amando a Dios y estamos amando al prójimo, y entonces, tenemos también el poder de Dios de nuestro lado, quien nos concederá lo que pidamos para hacer estas obras de amor, no para gastar en nuestros deleites, como también la carta del apóstol Santiago nos habla:
Santiago 4:3 (LBLA)
3 Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.
La oración que es contestada, es la que va acorde con la voluntad de Dios, para cumplir sus propósitos. Las oraciones para propósitos egoístas, por más de que hagamos otras cosas que agraden a Dios no serán contestadas, Dios es un Padre amoroso, que hace y concede lo que es mejor para nosotros y lo que es conforme a su plan, no precisamente lo que nos agrada.
Aplicación:
Dios nos ama, nos redimió para sí, y nos dió la tarea de amar a nuestros hermanos como Él nos amó. En esta gran tarea, Él no nos deja sólos, nos da su poder y respaldo por medio de la oración. Si la usamos en esta tarea, si la usamos de acuerdo a su voluntad, podemos estar seguros que Él nos concederá nuestras peticiones. No siempre de la forma en que lo pensamos, con frecuencia es en una mejor manera de lo que imaginamos. No pretendamos usar la oración para lograr metas egoístas, usemosla adecuadamente con la meta de ejercitar el amor.
Oración:
Padre todopoderoso, te damos gracias porque pones tu poder a nuestra disposición, podemos acudir a ti, confiados en que tú nos responderás. Que si pedimos las cosas que a tí te agradan, para hacer tu voluntad aquí en la tierra, tú nos respondes. Ayúdanos a tener el corazón correcto cuando nos dirigimos hacia a tí, te lo pedimos en el nombre precioso de Jesús. ¡Amén!
Preguntas(s) de reflexión:
- Piensa en tus últimas peticiones de oración. ¿Fueron oraciones para cumplir la voluntad de Dios amando a los demás, o fueron peticiones egoístas?