martes, 12 de septiembre de 2017

El reino de los cielos ha llegado. Ya, pero todavía no. Lucas 11.


El Reino de los cielos ha llegado.


El Reino de Dios llegó de una manera sin precedentes con la venida de Jesús, sus milagros y señales fueron sorprendentes y palpables, su sabiduría fue extraordinaria y sin error, muchos testificaron 👉"Nadie ha hablado como Él"👈, su carácter y forma de conducirse fue impecable. El mismo Señor testificó que sus señales eran prueba de que el Reino de Dios había llegado.

Lucas 11:20
Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Por otro lado, a quienes estaban esperando una manifestación completa del Reino les dijo que no sucedería en ese momento, sino que se iría para después volver.

Lucas 19:11-12
11 Estando ellos oyendo estas cosas, continuando Jesús, dijo una parábola, porque El estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. 12 Por eso dijo: Cierto hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir un reino para sí y después volver.

El Reino de Dios viene en dos etapas. El rey viene primero humilde en un asno ofreciendo perdón y reconciliación, pero después vendrá en un gran caballo blanco a traer justicia. Los judíos querían el cumplimiento completo ya, lo que no pudieron ver, es que al igual que nosotros, necesitaban la reconciliación y el perdón para que no fueran todos ellos juzgados y condenados.

Ya pero todavía no.

La biblia enseña que toda la historia está dividida en dos eras o edades o siglos:
☝La presente era caracterizada por el pecado, la miseria y el gobierno de Satanás.
✌Y el siglo venidero, caracterizado por plena justicia, libertad, abundancia y gozo.

El misterio del reino es que estas dos edades se traslapan con la venida de Jesús. El siglo venidero ha empezado en cierto sentido, pero el Reino no se establecerá en su plenitud hasta que el vuelva de nuevo.

  • Ya hemos pasado de muerte a vida (1 Juan 3:14), pero aún nuestro cuerpo se desgasta y morimos (2 Corintios 4:16).
  • Ya hemos sido absueltos de todo pecado en Cristo (Romanos 5:1), pero debemos orar todos los días "perdónanos nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
  • Ya tenemos el Espíritu que nos santifica como garantía de nuestra herencia (Efesios 1:13-14), pero la guerra entre la carne y el Espíritu sucede cada día (Gálatas 5:16-18).

Este siglo caído perdura por un tiempo. Vivimos, en ambas eras, Comúnmente se le llama “La era del ya, pero todavía no”. Hemos probado los "poderes del siglo venidero" (Hebreos 6:4-5), pero aún sufrimos los efectos de un mundo caído.

Cada bendición de la era venidera ya es nuestra en Cristo (Efesios 1:3), pero Dios quiere que esperemos pacientemente a nuestra herencia mientras nos preparamos para recibirla. Jesús dijo que que el camino que lleva a la vida es difícil (Mateo 7:14). Este el camino de Dios para hacernos "dignos para el reino" (2 Tesalonicenses 1:4-5 ).

Sus obras apuntan hacia la consumación del Reino.

Las bendiciones de la era venidera son temporales en este tiempo. Son señales que apuntan a la gran resurrección final. La enfermedad y la muerte no fueron abolidas con la venida de Jesús, las personas que sanó y resucitó, al final murieron. Sus sanidades y resurrecciones eran señales de que en el reino final serían abolidas.

La venida del Reino en esta época del “Ya pero todavía no”, debe primeramente abrir nuestros ojos al cumplimiento de la segunda venida del Reino. Debe abrir nuestros ojos a la esperanza que tenemos en Cristo, una nueva creación donde ya no hay más enfermedad, ni dolor, ni tristeza ni muerte, sino vida, abundancia y gozo. Y debe motivarnos para ser fieles en ir por el camino angosto, en perseverar en la batalla de la fe, para enfrentar las tribulaciones de la vida con fidelidad al Señor.

No tu mejor vida ahora.

Es muy importante comprender esta época en la que vivimos, tristemente hay personas que enseñan solamente que el Reino ya está aquí, y que si tenemos la fe necesaria podemos tener una vida "libre de problemas, en victoria, en completa sanidad, en abundancia económica", etc. Pero esto no es la realidad, ni es lo que el Señor nos mandó a vivir en esta vida. Buscando estas bendiciones, las personas se concentran en esto y se olvidan de su preparación para el Reino venidero. En vez de buscar ser como Jesús: humilde, misericordioso, compasivo, generoso, convierten la vida cristiana en una carrera por obtener cosas y "bendiciones", en vez de combatir la avaricia... la promueven.

Dicen que todo fue ya ganado por Cristo en la Cruz, salvados por gracia y sólo queda disfrutar. Esto es sólo una parte de la verdad, y peligrosamente nos desvía de la principal tarea que tenemos hoy, y del principal trabajo que Dios hace con nosotros en este mundo; transformarnos en alguien apto para el el Reino de Dios.

Si, el Señor nos salvó por gracia, y también nos sigue salvando por gracia. La transformación que hace en nosotros en este mundo es parte de su salvación, y es necesaria para que entremos a su Reino. Por eso el Señor también nos dice dentro de este pasaje en Lucas 11: "...dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan" (Lucas 11:28), no los receptores de sus señales, ni siquiera los más cercanos a Él, tampoco los que recibieron más abundancia, sino los que oyen su palabra y obedecen. Estos son los dichosos, pues entrarán al Reino del Señor cuando venga en su plenitud.

Fuimos salvados por gracia en la cruz, y seguimos siendo salvos por gracia en este mundo, haciéndonos aptos para el Reino de Dios.

En este tiempo no experimentaremos la plenitud del Reino, al contrario, pasaremos por muchas tribulaciones que nos entrenarán a ser fieles en medio de la adversidad, los desastres naturales acontecidos recientemente (Los huracanes Harvey e Irma, y el terremoto en el Sur de México), nos recuerdan contundentemente que aún vivimos en un mundo caído. Sin embargo, dentro de todas estas desgracias, estoy seguro que tendremos testimonios de la gracia y la misericordia de Dios salvando y ayudando a muchos milagrosamente. Veremos a nuestro Señor interviniendo para mostrarnos y darnos esperanza de que un día volverá y establecerá Su Reino, donde no habrá más dolor y muerte.  

¿Qué haremos?

Tenemos la opción de aceptar la invitación y prepararnos para la venida del Reino, siguiendo al Señor con todo nuestro corazón y obedeciendo su palabra; podemos rechazarle a pesar de haber visto su bondad; o podemos sólo buscar sus beneficios y milagros para esta vida, ignorando que Él desea que anhelemos el Reino por venir, y que quiere que nos dispongamos de todo corazón a obedecerle y a prepararnos para su venida.

Medita hoy en tu corazón, 💭recuerda cómo es que oras frecuentemente, y cuales son los deseos que cautivan tu corazón. ❤

¿Estás pidiendo solamente mejorar tus condiciones de vida ahora, o estás en un camino hacia ser como Jesús?
¿Estás buscando tener más bendiciones materiales o buscas crecer en santidad, y humildad, y generosidad y amor al prójimo?

Que las señales del Señor sean una ventana hacia la eternidad, y no sólo una oportunidad para mejorar nuestra vida en este mundo.

Por: Raul Orozco

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